Nuevamente, nos ha llegado un ingreso en mano, que aparece a mi nombre, pero que realmente es de una gran amiga Eva Guerrero.
Ella me dio el primer abrazo tras recibir la noticia de lo de Pedro.
Me paré en su casa-cueva antes de coger el coche e ir a Barbate.
Yo había pasado la noche llorando agarrada al último libro que me regaló Pedro, apenas hacía una semana.
Había llorado no sabía ya cuanto tiempo, cuando, junto a ella y ese abrazo, cogí algo de fuerza para iniciar el viaje.
Ella conocía desde el inicio como fue surgiendo nuestra historia juntos. Junto a Samuel, su hijo, compartimos muchos momentos de felicidad en aquellos encuentros, en aquella misma casa-cueva.
5 años después, Eva y Samuel siguen en mi vida, con sus risas, sus miradas de luz y sus abrazos tan reales, como los de aquel día.
Gracias, Eva por tu aportación, pero más bien por esos abrazos, que me siguen arropando cada día. Y hago extensible el último abrazo de ayer porque estaba lleno de colores, como siempre, como este cuento.; y porque me hace consciente de las muchas historias que quedan detrás de cada aportación que está llegando. No están aquí reflejadas en letras, pero sí en el corazón. Soy muy consciente de todas ellas. Cada una nos está acercando a que este sueño se haga realidad.
Así que seguimos ahí caminando.
Nos quedan 28 días para hacerlo realidad y seguimos pensando el equipo que estamos detrás cómo hacer llegar a más gente esta iniciativa y conseguirlo. Necesitamos seguir compartiendo a muchas más gente este proyecto, y seguir encontrando cada día una gotita más que nos acerque a verlo en papel. Así que gracias por estar aquí, por tus aportaciones y por seguir apoyando como creas de corazón este proyecto.